La importancia de una reflexión en torno a la percepción Estética de la vejez radica en la valoración desde un enfoque diferente al de los profundos prejuicios que generan rechazo de la sociedad para con los ancianos y ancianas; generalmente relacionados con la fealdad y lo grotesco. La Estética de la vejez no busca estudiar lo bello o feo natural que existe en sí en la vejez, sino la naturaleza que se constituye estéticamente a partir del ser humano. Es decir, a través de la poética personal que en menor o mayor medida existe en toda persona. En este eje, nos interesa abrir un espacio para la transmisión intergeneracional de experiencias y conocimientos de este sector de la población que lleva sobre sus hombros una gran experiencia de vida.
En este sentido, una sociedad envejecida, está cambiando la manera de vivir, entender el mundo y representarla. Por eso, también su expresión artística y su percepción estética tendrán que acontecer de forma diferente en este siglo XXI. Nosotros partimos de un fundamento de valor primordial: la capacidad poética del adulto mayor la cual es única y personal.
La expresión artística y la percepción estética, no es histórica ni completamente universal. Está sujeta a un principio territorial, con un contexto geográfico-histórico-cultural muy específico.
Es necesario promover una nueva manera de mostrar, construir y habitar (o vivir) la vejez y el envejecimiento en el mundo.
En cuanto a la expresión artística en la vejez, es un tema de investigación poco valorado, pero los resultados de estudios realizados demuestran que la práctica de ésta, mejora la calidad de vida de los adultos mayores.
El arte es el medio para la expresión de todo aquello que el ser humano percibe, y no es privativo de una etapa de la vida. La práctica de la danza, la música, la pintura, la escultura, el teatro y la literatura por personas mayores de sesenta años o más, permite plantear los objetivos de estas artes más allá de los aspectos puramente creativos y en conjunción con las ciencias contribuyen al encuentro o diseño de un proceso terapéutico: mente y cuerpo se benefician de esta práctica.
Coincide con la “Teoría de la actividad” que promueve el contacto social activo como algo indispensable en la vida de los adultos mayores. El Dr. Carlos d’Hyver dice que “Se ha comprobado que con el pasar de los años el deterioro funcional y mental está en relación con la inactividad que presentan las personas, convirtiéndose en uno de los factores extrínsecos de mala calidad de vida en las personas de más de 75 años de edad” y la actividad dirigida puede ser resuelta a través de la expresión artística.
Mención aparte se da a la arquitectura y a la cinematografía porque aunque inciden en el desarrollo de las personas, la primera desde la habitabilidad y la segunda desde lo artístico recreativo, pueden insertarse o no en este eje.
Por último, es preciso considerar que la expresión artística se extiende al campo de lo social, y no solo mejora la calidad de vida del individuo, sino de un colectivo mayor.
El eje de acción en torno a la expresión artística y la percepción estética será un espacio para pensar y re-pensar ese fundamento de valor de como percibimos (desde todos los grupos etarios posibles) la vejez y el envejecimiento desde un punto de vista no habitual, no alienizado, no automatizado, fresco. Desde una visión que procure cuestionar, problematizar y formular opciones distintas de entender el mundo. A partir del entendimiento territorial, geográfico-histórico-cultural que acota el entorno de su praxis.